Read the interview in English here
Fachstelle Frauenhandel und Frauenmigration (FIZ - Defensa y apoyo para mujeres migrantes y víctimas de la trata) es una organización miembro de GAATW con sede en Zúrich, Suiza. Jennifer Janssen, de la Secretaría de la GAATW, realizó esta entrevista con Lelia Hunziker, Directora Gerente, en julio de 2022, para comprender mejor la historia, el trabajo actual y el contexto de la organización. La entrevista original fue en Inglés, despues traducido al Español por Jennifer Janssen del secretariado de GAATW.
Jennifer Janssen: Gracias por tomarse el tiempo para hablar conmigo. Comencemos con un poco de historia: cuando fue fundado FIZ y por qué?
Lelia Hunziker: El detonante fue un reportaje de 1981 de un programa de la televisión suiza sobre las condiciones en las que una joven filipina trabajaba y vivía en un club nocturno de Zúrich. Alarmados por estas circunstancias, se reunió un grupo de personas de agencias de ayuda, grupos religiosos y organizaciones de mujeres; su objetivo era volverse más activos en la lucha contra las condiciones que llevaron a las mujeres inmigrantes en Suiza a ser explotadas en la industria del sexo, como esposas de hombres suizos, o explotadas en el extranjero por turistas sexuales suizos. Entonces, en 1985, establecieron FIZ, que en ese momento se conocía como el Centro de Información para Mujeres de Países del Tercer Mundo (en alemán: Fraueninformationszentrum Dritte Welt).
FIZ ha cambiado mucho desde entonces. Hoy, 35 mujeres trabajan aquí. Tenemos una Junta Directiva que consta de cinco mujeres y yo soy la directora de la Junta Directiva. Contamos con dos servicios de consejería: el Programa de Protección para Víctimas de Trata de Personas y el Programa de Consejería para Mujeres Migrantes, y contamos con un departamento de abogacía y educación. Contamos con seis albergues para víctimas de trata. También apoyamos a las trabajadoras sexuales y abogamos por la despenalización del trabajo sexual. Porque en el asesoramiento reconocemos que las trabajadoras sexuales y las víctimas de la trata tienen necesidades diferentes y, por lo tanto, necesitan apoyo y asesoramiento diferentes. Mezclar sus necesidades y situaciones perjudica a ambos grupos.
Al principio hablábamos de chicas gogó, trata de esclavos y tercer mundo. La terminología ha cambiado mucho en los últimos casi 40 años, así que ahora hablamos de trabajo sexual, trata de mujeres, división entre el norte y el sur global, y creo que cambiará más en los próximos años. Cuando identificamos problemas y vacíos legales en las áreas donde trabajamos con clientes, nuestro departamento de incidencia lo traduce en procesos políticos y demandas, y luchamos por soluciones. Iniciamos procedimientos judiciales a nivel nacional para luchar por los derechos de las mujeres, pero también a nivel europeo cuando es necesario. Hemos sentado precedentes que usamos para los derechos de las víctimas. Nuestro personal incluye trabajadores sociales, abogados, psicólogos, politólogos, sociólogos y etnólogos. Tenemos una visión interdisciplinaria del fenómeno de la trata de personas y eso es valioso.
JJ: Suena que las mujeres migrantes y objeto de trata están realmente en el centro de su trabajo. Puede contarme más sobre cómo incorporan las voces y perspectivas de dichas mujeres?
LH: Una vez al año publicamos una revista enfocada en diferentes temas relacionados con nuestro trabajo. El último fue sobre la trata de personas cometida en el extranjero porque en este momento es un gran problema: las víctimas de la trata son explotadas en el extranjero, pero cuando llegan a Suiza, carecen de los derechos que tienen otras víctimas. Sin embargo, el Convenio del Consejo de Europa establece claramente que Suiza debe brindarles protección.
Aparte de esto, también unimos nuestro trabajo de asesoramiento y defensa donde nuestro trabajo de defensa encuentra soluciones a los problemas y obstáculos estructurales que identificamos en nuestro asesoramiento diario. Por ejemplo, abordamos nuestras experiencias de nuestro trabajo de apoyo a las víctimas dos veces al año en reuniones con el grupo parlamentario nacional sobre la trata de personas. Además, incorporamos historias de mujeres en las redes sociales y tradicionales, y en actividades políticas, o cuando asistimos a manifestaciones y marchas por los derechos de las mujeres. Trabajamos de una manera muy interconectada. La cooperación es fundamental en la lucha contra la trata y explotación de seres humanos. Contamos con una enorme red interna y en el extranjero, a nivel nacional y regional. Trabajamos con ONG y con agencias gubernamentales. Debido a las preocupaciones actuales, un aspecto importante de nuestro trabajo en este momento es la cuestión de los refugiados ucranianos y cooperamos estrechamente con La Strada International y La Strada Ucrania y los demás miembros de la GAATW y LSI en Europa del Este.
JJ: Cuáles son algunas de sus otras preocupaciones principales?
LH: Suiza tiene una respuesta bastante buena a la trata de personas con fines de explotación sexual, pero no tenemos casi ningún caso de explotación laboral: trabajadores de la salud, trabajadores domésticos, trabajadores de la construcción, trabajadores agrícolas, etc. Por lo tanto, estamos trabajando en un nuevo plan de acción nacional sobre trata de personas. Este se convertirá en un tema importante y necesitamos encontrar nuevas formas de identificar a las víctimas. Hasta ahora, las estructuras policiales y los procedimientos de identificación están muy centrados en la explotación sexual, pero no en la explotación laboral, por lo que tenemos que encontrar formas de identificar a estas víctimas.
JJ: Cuáles son algunos de los principales desafíos para las mujeres migrantes y objeto de trata y cómo las ha afectado la pandemia de COVID-19?
LH: En este momento, los grupos más grandes de víctimas de la trata son de Rumania, Bulgaria y Hungría (desde hace varios años), pero muchas mujeres también provienen de Nigeria, Brasil, Tailandia y Filipinas.
La situación durante el COVID-19 fue muy difícil. Muchas mujeres de Europa del Este vienen a Suiza por tres o cuatro meses como cuidadoras en hogares privados, luego regresan por tres meses y luego otra mujer toma su lugar. Durante el COVID-19, cuando viajar era imposible, muchas mujeres de Eslovenia, Hungría o Ucrania (por nombrar algunas) no podían salir del país o, si se iban, no podían regresar. Así que decidieron quedarse en Suiza y dejar a sus hijos en sus países de origen, en una situación de educación en el hogar. Eso fue bastante difícil para ellos.
Notamos que cuando la migración se vuelve más difícil, crea muchos problemas para los migrantes. Aquí en Europa, tenemos libre circulación para los europeos y los aliados europeos que pueden migrar y obtener permisos de trabajo muy fácilmente. Mientras tanto, las personas de otros países no pueden obtener un permiso para ejercer el trabajo sexual, por ejemplo. Algunas trabajadoras sexuales de Asia, América Latina y África trabajan ilegalmente porque no tienen posibilidades de migrar y trabajar legalmente. Si están trabajando ilegalmente, necesitan ayuda. Apenas tienen acceso a la atención médica. No tienen permiso de trabajo, no pueden alquilar un piso, no pueden abrir una cuenta bancaria. A menudo, dependen de alguien que organiza todo eso. Esta dependencia las hace explotables y vulnerables. Si además se prohibiera el trabajo sexual, estas personas estarían aún más expuestas a controles, violencia, explotación. Esta es otra razón por la que el trabajo sexual debe ser despenalizado.
JJ: En su opinión, que es único en el trabajo que hace FIZ?
LH: Creo que son nuestros tres departamentos. Como mencioné, tenemos el departamento de trata de personas; es bastante grande para Suiza con los seis refugios. Tenemos muchos años de experiencia y especialización y contamos con muchos profesionales en nuestro equipo. El segundo departamento es la consejería de trabajadoras sexuales, esto nos da una buena visión de las diferencias entre la trata de personas y el trabajo sexual autodeterminado. Luego tenemos el departamento de defensa que nos permite exigir la modificación de leyes o la introducción de nuevas leyes. Además, el grupo parlamentario sobre trata de personas que trabaja con los políticos dos o tres veces al año es una herramienta importante para luchar por los derechos y la dignidad de las mujeres migrantes. Trabajamos con trabajadoras sexuales y las apoyamos para que se sientan empoderadas y hablen por sí mismas, en lugar de que nosotros hablemos en su nombre.
Para nosotros, es importante cooperar con todas las partes interesadas que trabajan en el área de la trata de personas: la policía, los socorristas, los fiscales, etc., porque todos tenemos un papel que desempeñar para combatir la trata de personas de manera efectiva. Somos muy fuertes en la protección especializada de víctimas. La policía nos necesita y los necesitamos a ellos porque nos ayudan a identificar a las víctimas. Así que todos tenemos roles diferentes y estos roles tienen que ser muy claros. Pero sin cooperación no hay solución.
JJ: Cómo es un día típico de trabajo en FIZ?
LH: Es muy diferente dependiendo de a quién le preguntes. Mi trabajo es principalmente trabajo de oficina y muchas reuniones. Reviso todos los contratos que tenemos, creo que cerca de 20 contratos, con patrocinadores, ciudades, cantones… También hago mucho trabajo de comunicación. Cuando llego por la mañana, planifico mi día y mis tareas, y luego a las 10 me llama un periodista para preguntarme sobre un tema determinado, para pedirme mi opinión y si puedo atender las noticias de la tarde. Y entonces todo el día es diferente.
Mis colegas que brindan servicios de asesoramiento a las víctimas están en reuniones con los clientes. Pero un colega siempre tiene el teléfono móvil de emergencia porque la policía u otro socorrista puede llamarnos e informarnos sobre un posible caso de trata en un burdel, en una obra, en un restaurante, lo que sea, y decir que llegarán con un cliente en una hora. Y así todo cambia. Tenemos un centro de intervención de crisis las 24 horas, los 7 días de la semana, así que sí, todo puede pasar. A veces está muy tranquilo y pensamos, ay, ¿cuándo llegará el próximo caso? Y luego, cuando los casos siguen llegando, el ritmo aumenta y pensamos, ¡oh, bueno, ahora es demasiado! Casi nunca es a un ritmo constante.
JJ: Muchas gracias por su tiempo y por compartir las perspectivas de FIZ.